(Perspectiva
personal)
“¡Tiene que ser mentira!, ¡no puedo ni
imaginar lo que pensarán mis padres y mis amigos!, ¡estaré solo y me
apuntarán con un dedo diciendo que soy un enfermo y un desviado!, además, ¡dirán
que están increíblemente decepcionados de mí!, ¡es como si mi vida desde este
momento se volviera el desenlace más triste de una historia dramática!”
Todo
lo anterior es lo que normalmente piensa un adolescente que comienza a
descubrir su homosexualidad. Es cierto que cada quien lo vive de manera distinta,
algunos de forma alocada mientras que otros lo llevan con calma y son informados
por padres o tutores responsables, no obstante resulta interesante preguntarse “¿cómo
un adolescente gay promedio descubre su homosexualidad?”, para esto he decidido
aportar con mi experiencia personal.
Estudie
el ciclo básico en un colegio municipal donde los alumnos eran bastante
precoces para instruirse de malas fuentes sobre sexualidad, por lo cual niños
de 12, 11 y hasta de 10 años ya estaban eufóricos por el tema siendo así mismo como
sucedió con mis compañeros. Por mi parte, frente a este fenómeno, pensé que los
demás se estaban adelantando a los hechos, y fue con esa explicación que convencí
a mi subconsciente de que simplemente mi momento no había llegado aún, estoy refiriéndome a mi ausencia de atracción hacia las mujeres .
Así fue
hasta que termine el ciclo básico y me cambie a un liceo que también era
municipal para el ciclo de media, dentro del cual no fue sino hasta segundo
medio que comencé a cuestionarme el tema, ¿por qué?, pues por ciertos
comportamientos de algunos compañeros tanto de mi curso y de otros más que me
provocaban sensaciones que nunca había tenido antes, por ejemplo cuando
bromeaban actuando como homosexuales fogosos, o cuando nos tocaba bañarnos después
de educación física, o cuando alguno me tenía mucha estima y me abrazaba
fuertemente o me apoyaba en algún momento de debilidad emocional, en otras palabras,
hechos que detonaban atracción física, y hechos que detonaban atracción psicológica,
y así comenzaron ciertas fantasías durante las noches, entre otras cosas que por
suerte no fue muchas veces con los compañeros de mí mismo curso, … grandes
amigos, de hecho mejores amigos que tengo hasta hoy, aunque en realidad no es
algo de que avergonzarse, ya que es completamente normal, pero obviamente son
cosas que nos causan un poco de pudor y tampoco esta mal.
De
esta manera comenzaron esos pensamientos que señalé al inicio de esta entrada,
por lo cual decidí negar y actuar como que no me importaba nada de la
sexualidad, pero no una simple actuación, sino algo que fuera capaz de
engañarme inclusive a mí mismo lo máximo posible. A finales de cuarto medio, simplemente
porque ya no aguantaba más, decidí aceptarme, pero manteniendo el tema en secreto
tratando de mentir lo menos posible. Desde ese momento en adelante fue cuestión
de tiempo que lo aceptara por completo y lo contara a mi familia y a mis
mejores amigos, etapas que no narraré en este momento pues una entrada de este
blog sería muy limitado para ello.
La verdad es que si
bien yo pude haber actuado de mejor manera y llevarlo de forma más natural, la realidad es que no lo hice nada mal en comparación a la mayoría de los demás
adolescentes homosexuales, aun mas considerando que el país en el que vivo
lidera los índices de suicidio adolescente a nivel latinoamericano, siendo la
primera causa de éstos la de adolescentes homosexuales con depresión.
Mi consejo para
adolescentes gay que se sientan mal por no poder vivir su sexualidad tranquila
es que abran camino con un primer paso muy importante, el cual es contarle su orientación sexual
a la persona a la cual le tengan mayor confianza, y la cual creen que sea más
comprensiva, quien por lo general es el mejor amigo, ya saben, ponerse serio
frente a él y decirle que necesitan decirle algo importante. Está
de más decir que si de verdad es tu amigo sabrá apoyarte, tal vez no de forma inmediata por el posible impacto, pero debería poder digerirlo por la amistad existente entre ustedes.